martes, 17 de febrero de 2009

[...] Ella seguía con las mejillas pegadas a la húmeda madera del piso de su habitación; parecía que desde que él se había marchado nada hubiese cambiado... todo seguía en su lugar, pero faltaba algo que él se había llevado el día de su despedida, algo que era vital para ella pero que sin él no tenía más sentido ahora.

1 comentario:

Catalina. dijo...

ay qué lindo eso, es tierno. me hizo acordar a cuando edward se va, jaja. de dónde es? un beso.